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Patrimonio
| 306 obras arquitectónicas en Heredia aún huelen a café |
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• Inventario del Centro de Conservación del Patrimonio
FUENTE: La Nación. Aldea Global, p. 18-19 A Entre sus paredes de adobe o madera y bajo sus techos de teja, 306 edificaciones en Heredia atesoran retazos de la historia de la actividad cafetalera en Costa Rica. Un inventario elaborado por el Centro de Conservación del Patrimonio, del Ministerio de Cultura, identificó un total de 641 edificios distribuidos en las provincias de Heredia, San José, Alajuela y Cartago, los cuales constituyen el legado arquitectónico de la actividad cafetalera en el país. Solo en Heredia se mantienen en pie –y la mayoría en buen estado de conservación– 306 inmuebles que están ligados con la producción del café en sus distintas etapas: cultivo, recolección, industrialización y comercialización. Un equipo de La Nación participó en un recorrido por varios cantones heredianos, guiado por funcionarios del Centro de Patrimonio, para constatar el estado actual de varias viviendas, beneficios, recibidores, bodegas y otras estructuras relacionadas con la caficultura. Estas centenarias edificaciones también son testimonio de cómo el café significó el pasaporte al progreso y la modernidad para la Costa Rica de finales del siglo XIX y principios del XX. “La prosperidad económica generada por la exportación de café se reflejó en los patrones culturales de la sociedad. En las clases más privilegiadas se desarrolló una fascinación por la cultura europea que se manifestó claramente en las tendencias arquitectónicas”, declaró Sandra Quirós, directora del Centro de Patrimonio. De este modo, es posible observar ejemplos de las arquitectura residencial colonial en viviendas de distintos niveles sociales. En el sitio llamado calle Lencha, en el distrito Santo Tomás, cantón de Santo Domingo, se conservan varias casas construidas con la técnica de adobe. Estas formaron parte del paisaje cafetalero como la finca La Centenaria, propiedad de las hermanas Carmen y Emma Azofeifa Rodríguez. “La casa de la finca es modesta, construida en adobe y madera. Pensamos que probablemente perteneció a un pequeño productor de la zona que ganaba los suficiente como para subsistir dignamente, pero sin lujos”, opinó la arqueóloga Elena Troyo, una de las profesionales que realizó el inventario en Heredia. Según explicó el historiador Santiago Quesada, quien también participó en el inventario, actualmente es difícil observar las edificaciones en su contexto original. “Tratemos de imaginar estas casas de adobe hace 100 años, cuando estaban rodeadas de cafetales. No existían calles de asfalto, ni carros ni grandes edificios”, dijo. Otras construcciones más sencillas como las casas de los peones de las fincas cafetaleras revelan detalles sobre el modo de vida de los ticos de entonces. “Eran, generalmente, de madera y no podía faltar el corredor como espacio para la convivencia diaria”, afirmó Quirós. Al otro extremo de la escala social, los comerciantes más poderos hacían ostentación de su solvencia económica en lujosas residencias con diseños arquitectónicos de influencia europea. “Muchas de estas residencias reproducen el estilo arquitectónico de influencia victoriana. Se caracterizan por la calidad de sus materiales, su cuidada ornamentación y sus grandes dimensiones”, agregó Quirós. Galería: http://www.nacion.com/Generales/MediaCenter/Home.aspx?album=1678 *
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