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Iglesia Católica de Orosi recupera su esplendor colonial

• Templo fue construido hace 260 años
• Ministerio de Cultura invirtió ¢40 millones en restauración
• Se reparó el techo original de tejas, mediante técnicas artesanales

FUENTE: La Nación. Aldea Global, p. 16 A
FECHA: Martes 10 de agosto de 2010
DIRECCIÓN: http://www.nacion.com/2010-08-10/AldeaGlobal/FotoVideoDestacado/AldeaGlobal2477566.aspx
AUTOR: Andrea Solano B. | This e-mail address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it

Vestida de blanco inmaculado y coronada con tejas rojizas se levanta en medio del valle de Orosi, en Paraíso de Cartago, la única edificación del período colonial que se conserva en Costa Rica.

Un proyecto de restauración diseñado y financiado por el Centro de Patrimonio, del Ministerio de Cultura, le devolvió al templo católico de Orosi su encanto arquitectónico colonial.

Tras una inversión de ¢40 millones y 35 días de trabajo, las obras de restauración fueron concluidas y entregadas oficialmente ayer por las autoridades ministeriales al presbítero Jorge López, cura párroco de la iglesia.

El proyecto lo diseñó y dirigió la arquitecta Verónica Solórzano, del Centro de Patrimonio, y las obras fueron ejecutadas por la empresa Constructora Reyco S. A.

Antigua pero conservada. A pesar de sus 260 años de antiguedad y la intensa actividad sísmica de Costa Rica, la estructura del templo se conserva en muy buen estado.

Según explicó Solórzano, los principales daños que presentaba el edificio fueron causados por la humedad. “El proceso de restauración respeta el sistema constructivo y los materiales originales, por lo que es una labor muy artesanal”, comentó la arquitecta.

Uno de los principales trabajos fue la restauración de la cubierta, fabricada con tejas colocadas sobre una estructura de madera.

“Todas las tejas se desmontaron, se limpiaron y se impermeabilizaron. Las piezas deterioradas se sustituyeron por nuevas, pero con el mismo diseño original conocido como ‘misionera’”, dijo Solórzano. Al ser colocadas de nuevo, las tejas fueron sujetadas con ganchos de acero para evitar que se desacomoden. También se sustituyó completamente la cubierta de hierro galvanizado y el emplantillado de madera, las dos estructuras que dan soporte a las tejas. “Fue necesario una sustitución total de los aleros fabricados en caña brava, pues estaban muy dañados por filtraciones. La caña fue debidamente secada y curada”, afirmó la arquitecta.

Muchas áreas de las paredes externas –fabricadas a partir de una mezcla de adobe y calicanto (piedra)– presentaban desprendimientos y grietas, por lo que fueron restauradas con técnicas artesanales. Luego se les aplicó las capas de cal que le dan al edificio su blancura característica.

Por otra parte, las losetas de barro de las aceras que rodean el templo estaban plagadas de musgo, por lo que también fueron lavadas e impermeabilizadas.

Asimismo, se repararon las grietas de las paredes internas de la torre del campanario.

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