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Turrialbeños ‘puyaron’ para ver a su iglesia bien arregladita

• Restauración del templo de la comunidad de La Pastora, en Santa Cruz • Edificio construido a finales del siglo XIX es patrimonio arquitectónico • Se cambiaron cubiertas y se restauraron piezas de madera

FUENTE: La Nación. Aldea Global
FECHA: Miércoles 14 de noviembre de 2012
DIRECCIÓN: http://www.nacion.com/2012-11-15/AldeaGlobal/Turrialbenos--puyaron--para-ver-a-su-iglesia-bien-arregladita.aspx
AUTOR: Andrea Solano B. | This e-mail address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it

“Persevera y vencerás” es el lema que los vecinos de la pequeña comunidad de La Pastora, en Santa Cruz de Turrialba, grabaron en sus mentes y llevaron a la práctica hasta lograr el objetivo de ver como nueva su querida y antigua iglesia. Los habitantes de este poblado rural turrialbeño llevan más de diez años de “puyar”, como ellos mismos dicen, para rescatar del deterioro al edificio protagonista de una escena digna de tarjeta postal: el templo de La Pastora.

Y es que ni los más sofisticados efectos de Instagram podrían definir una estampa tan hermosa como la que aparece naturalmente frente a nuestros ojos: una pequeña iglesia, sencilla, pero coqueta, “vestida” con un traje rosado, que se levanta en medio de un cerro rodeado de verdes prados salpicados con los colores de las hortensias.

Detrás del templo, el volcán Turrialba asoma su grandeza cuando el cielo está despejado.

Tras una inversión de ¢20 millones, el Centro de Patrimonio, del Ministerio de Cultura, ejecutó las obras de restauración para devolverle a este templo –construido en 1880– su belleza original.

“La iglesia guarda características arquitectónicas únicas, pues tiene influencia gótica, pero es un diseño bastante sencillo. Es una estructura en madera de cedro, recubierta con láminas de hierro galvanizado o ‘chapa metálica’, un sistema que se popularizó en las construcciones posteriores al terremoto de Cartago en 1910”, explicó el director interino del Centro de Patrimonio, Adrián Vindas.

El arquitecto Gustavo Morera, director de las obras de restauración, explicó que, en general, el edificio presentaba un buen estado de conservación; sin embargo, la humedad y el desgaste normal del material habían dañado algunas de las estructuras de madera.

“Se hizo un reemplazo total de las cubiertas y bajantes, pues, debido a su mal estado, se filtraba el agua de lluvia y eso pudrió la madera. Se restauraron, o bien se sustituyeron, piezas de madera, especialmente en las paredes internas, en pisos y en los marcos de ventanas. Ademá, se instaló un nuevo sistema eléctrico y se aplicó pintura general al edificio”, añadió.

En el corazón. Don Roberto Fonseca ha vivido siempre en La Pastora y asegura que la iglesia es el principal centro de atracción de esta comunidad, que congrega a cerca de 500 personas. Cada sábado, a la 3 p. m., los pastoreños acuden a la misa y, de paso, aprovechan para tertuliar. “Aquí se han casado parejas de jóvenes, muchos niños han hecho la primera comunión y hasta hemos despedido a nuestros muertitos. Esta es una comunidad muy unida, y lo que queríamos era conservar la iglesia, no como en otros lados que las apean para construir otras nuevas”, dijo Fonseca, de 72 años.

Los pobladores de La Pastora llevan el sustento a sus hogares gracias a las faenas agrícolas y a la ganadería de leche.

A sus 19 años, Stephanie Gamboa se siente orgullosa de que comunidad preserve el legado de sus antepasados. El terreno donde se construyó la iglesia lo donó Vicente Gamboa, abuelo de su abuelo Javier Gamboa.

“Creo que es importante que los jóvenes aprendamos a valorar la herencia que nos han dejado, y no dejemos que se pierda”, dijo.

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