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‘Abuelita’ de cedro y pochote ya es patrimonio

• Casa Granja Dávila en Carrillo, Guanacaste
• Vivienda construida cerca de 1930 con un estilo arquitectónico vernáculo
• Propietaria se opone a declaratoria pues pensaba darle otro uso a la casa

FUENTE: La Nación. Aldea Global, p. 16 A
FECHA: Lunes 04 de enero de 2012
DIRECCIÓN: http://www.nacion.com/2012-01-04/AldeaGlobal/-lsquo-abuelita-rsquo--de-cedro-y-pochote-ya-es-patrimonio.aspx
AUTOR: Andrea Solano B. y Cinthya Bran | This e-mail address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it

Tiene 80 años, es guanacasteca de pura cepa y en su robusto cuerpo de madera se teje la historia de una pequeña comunidad rural.

La casa Granja Dávila, ubicada en Nuevo Colón de Sardinal, en el cantón de Carrillo, Guanacaste, se une a la lista de edificaciones declaradas patrimonio histórico arquitectónico, según lo establece el Decreto Ejecutivo N.° 36899-C , publicado la semana pasada en el diario oficial La Gaceta.

Esta vivienda fue construida alrededor de 1930 y, según un estudio del Centro de Patrimonio, es representativa de la arquitectura vernácula rural de Guanacaste.

La casa tiene una superficie de construcción de 85 metros cuadrados dentro de una finca de 3 hectáreas. Comprende un corredor externo, dos dormitorios, un servicio sanitario, cocina y sala de estar. “El sistema de construcción de la vivienda es en madera de cedro y pochote. Está levantada sobre bases, también de madera, un recurso constructivo utilizado para lograr mejor ventilación. El techo es de teja y originalmente los pisos fueron de tierra y madera”, explicó el historiador Carlos Manuel Zamora, coautor del estudio junto con el arquitecto Gustavo Morera.

La investigación destaca que la mayoría de las paredes fueron construidas con técnicas artesanales a partir de tablones de madera de diferentes dimensiones.

“Una vez que se cortaban los árboles se trasladaban al lugar de la construcción, se cortaban con instrumentos como sierras manuales y se les daba el acabado final con una herramienta llamada azuela de mano”, explican los expertos.

Los primeros propietarios de la finca donde se ubica la casa fueron Zacarías Dávila Contreras y su esposa Candelaria Bustos Ortega. La familia Dávila Bustos es una de las pioneras en la colonización de esta pequeña comunidad. Al fallecer don Zacarías y posteriormente doña Candelaria, la vivienda la heredó su hija Felícitas Dávila Bustos, quien –a su vez– la traspasó a la actual propietaria, María Eugenia Dávila, nieta de doña Candelaria.

Polémica. Al ser consultada por La Nación, María Eugenia Dávila manifestó su malestar por la declaratoria y aseguró haber invertido mucho dinero en reparaciones. “Yo nací en esta casa y siento mucho cariño por ella. Nunca quise hacerle tantos cambios modernos, pero era necesario reconstruirla.

“Estoy inconforme con que la hayan declarado patrimonio porque estábamos pidiendo un préstamo bancario para construir cabinas de alquiler, pero el banco apenas supo que estaba en proceso de declaratoria, nos los rechazó”.

La propietaria asegura que la casa mantiene muy poco de su diseño original y que lo único que se conserva es la fachada.

“No me explico por qué la gente de Patrimonio insiste si a esta casa le faltan muchas características guanacastecas como el ‘chimbo’, que era donde se guardaba la comida; ya no tiene piso de tierra, la cocina era una hornilla o fogón y el servicio sanitario era de hueco”.

La dueña no descartó acciones legales para defender su causa.

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